jueves, 21 de noviembre de 2013

TĀ MOKO O EL ARTE DEL TATUAJE

El tatuaje se practica en toda la Polinesia pero en Nueva Zelanda ha evolucionado con formas únicas, con estriadas y profundas marcas y motivos espirales.  Mientras que los “moko” faciales o tatuajes maoríes faciales se hicieron menos frecuentas después de la colonización europea, a partir de finales del siglo XX se produjo un renacimiento del mismo y del “moko Kauae” (tatuajes de mentón) de las mujeres.

El “moko” se originó en los rituales de duelo por los muertos. Las mujeres se cortaban a sí mismas  con conchas o con obsidiana y se ponían hollín en las heridas. La tradición “tā moko” dice que fue traído desde el inframundo por un jefe llamado Mataora, que se casó con un tūrehu (espíritu que venía del inframundo) llamado Niwareka. Este espíritu huyó a los infiernos  (su hogar) después de que él la golpeara, él la siguió y el padre de ella le enseñó las técnicas de “Ta moko”.

El pigmento utilizado generalmente es de carbón mezclado con aceite o líquidos de plantas, conocido como wai ngārahu. Los cinceles utilizados para los tatuajes (Uhi) en un principio eran de huesos de aves marinas, después de la llegada de los europeos se utilizaron de metal, y a partir de la Primera Guerra Mundial emplearon agujas. Desde finales del siglo XX se aplican con máquinas para tatuar.

El proceso de “ta moko” era altamente especializado y el experto en tatuajes (tahunga tā moko) era muy respetado. Se les pagaba con tesoros tales como armas, mantos o piedras de jade.  El proceso estaba muy ritualizado y era considerado “tapu” (sagrado o espiritual).


El “moko” representa el estatus de las personas (mana) y algunos de los jefes que firmaron el Tratado de Waitangi reprodujeron su “moko” como firma. Sin embargos algunas personas eran consideradas tan “tapu” que no podían ser tatuados.

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